EL EXPERTO

Borja está encantado consigo mismo. ¿Y quién no lo estaría en su lugar? Es uno de los jefazos de su empresa, habla cuatro idiomas y gana una pasta gansa. El público lo considera uno de los mayores expertos del país en su área: la comunicación audiovisual. Piden su opinión en todo momento y él la da con la soberbia que permite saberse el mejor. De un tiempo a esta parte ha empezado a opinar sobre todo, incluso sobre temas que antes no había tocado jamás. Pero no importa, es un experto y sienta cátedra cada vez que habla.

Sin darse cuenta ha comenzado a mirar por encima del hombro a mucha gente, incluso a colegas de profesión. Aunque a esos no tanto. A los que mira por encima del hombro es a aquellos que no son jefazos de sus empresas, que no hablan cuatro idiomas, que no ganan una pasta gansa, y que no son expertos en comunicación audiovisual. A aquellos que tienen un trabajo básico, sin importancia.

El confinamiento le ha llegado como a todos. No importa, puede teletrabajar desde casa. No en vano se ha comprado los mejores equipos informáticos. De hecho, ya ha teletrabajado desde casa alguna vez y ha cerrado muy buenos contratos desde su salón. No tiene miedo.

Enciende su portátil de última generación. Dedica un par de horas a retocar la presentación que expondrá esa misma tarde a sus compañeros a través de una videoconferencia. Todo va a salir perfecto. Realiza una prueba de imagen y sonido. ¿Qué es ese goteo intermitente que se escucha de fondo? Ups, parece la cisterna de su baño. Se levanta del sofá y se dirige al aseo. Sí, hay una gotita que no deja de caer. Tira de la cadena, eso seguro que lo arregla. No le gustaría que sus rivales, es decir, compañeros, escuchasen ese desagradable soniquete de fondo mientras él les muestra toda su sabiduría.

El agua comienza a chorrear, salvaje. La taza se va llenando con demasiada rapidez acompañada de un ruido atronador, como de un torrente. Ve con horror cómo el agua se acerca peligrosamente al borde y pone sus manos sobre ella, como si así la obligara a detenerse. El agua le hace caso, por algo es un experto

Llamará a un servicio de fontanería urgente. Aunque el agua ya no cae, el ruido permanece y sería inadmisible en su videocall.

Busca en Google algún servicio de fontanería. Todos están cerrados por este maldito coronavirus, y el único que le atiende no podrá pasarse hasta dentro de tres días.

¡Inadmisible! ¡Ese fontanerucho no debe de saber con quién está hablando!

Bueno, pues tendrá que solucionarlo él mismo, no será tan complicado si los poceros son capaces de hacerlo. Desde luego no son ingenieros quienes dedican su vida a arreglar váteres ajenos, piensa mientras esboza una sonrisilla de medio lado.

Levanta la cubierta de la cisterna. Es la primera vez que abre una en toda su vida. Descubre su interior casi vacío, solo distingue unos cuantos tubos de plástico y palancas en la parte central. El resto del espacio contiene agua. Sin pensarlo dos veces, impulsa hacia abajo la única palanca que queda en la superficie y el agua comienza de nuevo a salir descontrolada. Esta vez desborda el retrete e inunda el suelo, se escapa por debajo de la puerta y empapa el parquet del pasillo. Borja se levanta y corre a la cocina. Sabe que debajo del fregadero hay una llave de paso que corta el agua de toda la casa.

Chapotea en cada una de sus zancadas y llena las paredes de enormes goterones antes de cortar la inundación.

¿Dónde estarán el cubo y la fregona? La verdad es que desde que Doris no viene, la casa está un poco desordenada y algo sucia. Borja tampoco se arregla bien en la cocina; empieza a cansarse de la comida prefabricada que encuentra en el supermercado. La ropa ya le queda bastante estrecha, si esto sigue así, pronto se verá obligado a andar todo el día en pijama y eso no sería nada bueno para sus networkings online. Bah, luego limpiará todo y preparará algún guiso. No será tan enrevesado si Doris, la asistenta, lo hace.

Mira, justo lo piensa y justo le salta un botón del pecho de la camisa. Pues es la única que le queda limpia. La necesita para la video meeting. Bah, luego lo coserá. Coser un botón tampoco debe ser nada del otro mundo si la mayoría de las mujeres lo hacen.

Por fin, tras la puerta del tercer armario que abre encuentra el cubo y la fregona. Corre con ellos hacia el charco que cubre su maravilloso suelo de madera. Pasea la fregona por encima; se empapa enseguida. Mete las hebras de bayeta en el interior del cubo. No se escurren. Tampoco había tenido que fregar el suelo nunca antes. ¿Cómo recoger todo ese agua sin que acabe con su parquet? Igual con la escoba y el recogedor. Sí, así es mucho más fácil.

¡Mierda! ¡Acaba de darle una patada al cubo y lo ha volcado sobre un enchufe que ha pegado un petardazo! Ahora tendrá que recoger de nuevo el agua del pasillo casi a oscuras. Pues necesita luz, no sabe si le aguantará la batería del portátil hasta la video conferencing de esta tarde. Bah, en cuanto recoja el agua se pondrá con los fusibles. No será tan complicado si lo hace hasta el conserje.

El suelo está resbaladizo. Se desliza por él sin control y frena tan fuerte con la mesa que le dobla una pata. ¡Otra cosa más! En cuanto recoja el agua, arregle el tendido eléctrico, repare la cisterna, se cosa el botón y se cocine algo para comer, se pondrá con la mesa. Tampoco debe de ser tan complicado si los carpinteros lo hacen.

Regresa al cuarto de baño y se mira en el espejo. Tanto tiempo confinado le está dejando un aspecto desaliñado. Le ha crecido el pelo y parece un macarrilla. Mejor se lo recorta un poco antes de la conference call. Bah, no será tan engorroso si los peluqueros lo hacen.

Por fin se acerca la hora de la video llamada de trabajo. El CEO principal participará en ella. Le ha dicho que se conecte diez minutos antes de que comience la sesión para limar juntos los últimos puntos.

En cuanto la cámara se enciende, encuentra el rostro de su jefe en la pantalla. Su mirada es inquisitiva.

 —Borja, ¿estás bien? Tienes muy mal aspecto. Entre ese corte de pelo, que te falta un botón de la camisa, que has iluminado tu casa con velas, que desde aquí advierto que se te está levantando el suelo, que te veo torcido y que por detrás se escucha una cascada, lo mejor es que me pases el archivo de la presentación y me dejes a mí llevar las riendas de esta reunión. Ah, y si no sabes cómo arreglar todo eso, echa un ojo a los tutoriales de youtube que suben electricistas, peluqueros, costureros, limpiadores y demás trabajadores donde muestran, a través de maravillosas técnicas audiovisuales, cómo hacer su trabajo a gente como tú: personas muy brillantes en lo suyo pero inútiles para todo lo demás.

Voz: Carmen Ramírez (Cadena Dial)
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